sábado, 31 de marzo de 2012

Evolución de los firmes españoles. Parte I

Desde siempre, las vías de comunicación han cobrado un papel determinante para la unión de las civilizaciones, pueblos o gentes. En estos momentos he recordado dos acontecimientos muy importantes en la historia de la humanidad, uno es el imperio romano cuyo sistema viario ha sido una de las mejores obras de ingeniería que pudo comunicar Roma con el resto de ciudades y la inversión en infraestructuras del gobierno de EE.UU. tras el "crack" de 1929 que supuso la reactivación de su economía y gracias a la gran cantidad de gente que trabajaba en las mismas que pudieron trabajar e incrementar el consumo.

Las vías de comunión han sido vitales para el desarrollo de los países, tanto militar como económico. No era lo mismo construir vias de comunicación en la Edad Media donde la economía estaba estancada que en el siglo XIX. Por lo tanto, las técnicas utilizadas para la construcción de estas vías han sido muy diversas, adaptandose los materiales, presupuesto, etc a las necesidades de cada una.

Esta evolución se observa en las secciones de los firmes utilizados, desde la época de los romanos hasta nuestros días.

Este primer articulo trata de las distintas vias romanas y los procesos constructivos para su ejecución y puesta en servicio.

Por lo tanto, en la época romana, las vías romanas se clasificaban según Siculus Flacus, Surveyor Roman (mensor) del siglo I, en:


Las calzadas romanas se construían de acuerdo a la siguiente técnica:
  • El terreno natural, primeramente, se cubría con una ligera capa de arena o mortero, y sobre ésta, otra capa (de 25 a 60 cm. de espesor) de piedras planas, llamada “statumen”.

  • Sobre el “statumen” a su vez se extendía un lecho de detritus de cantera mezclado con cal (el “rudus”) de 20 o 25 cm de espesor. Estas capas formaban lo que hoy se denomina “sub-base”.

  • Sobre la “sub-base” aún se colocaban otras dos capas: la primera, llamada “nucleus” (actualmente “base”), de unos 30 cm. de espesor, consistente en un lecho de piedra partida aglomerada con cal grasa. La última de las capas, la “Summa Crusta”, o “Sumun Dorsum” de 15 cm. (el pavimento) consistía en un enlosado con mortero de cal, de unos 15 cm. de altura, y al que se le daba una ligera pendiente desde el centro de la calzada, a ambos lados de la misma. Todo lo anterior, en cuanto a las calzadas de primer orden, desapareciendo en las de segundo orden el enlosado, con lo que se construían únicamente con las dos primeras capas.


Perfil transversal de una calzada romana
Zorio Blanco, V. “Breve Historia de las Carreteras”. Revista de O. P., enero, 1987, pág. 32 a 34

La denominación de Calzada (de calx, calcis piedra caliza) viene por la utilización de cal en la construcción de la misma.

La longitud total de las calzadas romanas ascendió a 85.000 Kms. Para obtener una idea de la magnitud de este dato, la Ruta de la Seda, su máximo esplendor se produjo en el 200 a.c, tuvo una longitud de 12.800 kms y unía las ciudades de Cadiz y Shangai. 

Los videos abajo adjuntos indican dicha técnica constructiva.

Mini documental sobre la Arquitectura Romana


Sistema de construcción de una Calzada Romana

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